LA ISLA DE LAS FLORES
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Caminamos por una plantación de tomates, y vemos a un ser humano, un japonés llamado Suzuki. Los seres humanos se distinguen principalmente por dos características, el telencéfalo altamente desarrollado y el pulgar oponible; la primera permite al ser humano almacenar gran información, el pulgar oponible el movimiento de pinza de los dedos, y la manipulación de precisión. Esta combinación le da al ser humano oportunidades de mejora en el planeta, entre ellas…cultivar tomates.
El tomate es un vegetal y su principal utilidad es servir de alimento para los seres humanos como el señor Suzuki, quien a su vez los vende a un supermercado a cambio de dinero.
Doña Anita tiene el telencéfalo altamente desarrollado y el pulgar oponible, y vino al supermercado para cambiar su dinero por tomates y carne de cerdo. Esta obtuvo su dinero gracias a su trabajo de vendedora de perfumes.
Algunos de los tomates que el señor Suzuki vendió al supermercado, y que fueron pagados por Doña Anita, con dinero logrado a través de perfumes, fueron transformados en salsa para la carne de cerdo. Uno de estos tomates a juicio de Doña Anita no estaba en condiciones para el consumo y lo tiró a la basura. Una ciudad como Porto Alegre produce unas 500 toneladas de basura por año. Esta basura se almacena en lugares donde pueda oler mal y atraer enfermedades. En Porto Alegre, uno de los lugares escogidos para que la basura huela mal se llama Isla de las Flores. Hay pocas flores en la Isla de las Flores, sin embargo hay mucha basura y en medio de ella el tomate que Doña Anita creyó inapropiado para la salsa del cerdo.
Hay también muchos cerdos en la isla, que podrán comer el tomate que Doña Anita tiró a la basura. El cerdo tiene un dueño, que es un ser humano, con telencéfalo altamente desarrollado, pulgar oponible, y dinero. Este señor compró un terreno en La Isla de las Flores, donde se depositaría la basura. Este terreno, fue cercado para que los cerdos no pudiesen salir y los humanos no pudiesen entrar y acceder a la basura.
Aquello que fue considerado como impropio para la alimentación de los cerdos por parte de sus dueños, será utilizado en la alimentación de mujeres y niños, seres humanos con nada de dinero. Por ser muchos, son organizados por el dueño del cerdo en tandas de 5 minutos para acceder a la comida que los cerdos habían rechazado.
El tomate, plantado por el señor Suzuki, cambiado por dinero al supermercado, cambiado por el dinero que Doña Anita cambió por los perfumes extraidos de las flores, rechazado para la salsa del cerdo, tirado a la basura, rechazado por los cerdos como alimento, está disponible ahora para los seres humanos de la Isla de las Flores, y todo por no tener dinero, ni dueño.
La Ilha das flores. Cortometraje Jorge Furtado. 1989. Brasil